· Aceptar la propia vulnerabilidad masculina.
· Aprender a expresar emociones y sentimientos.
· Aprender a pedir ayuda y apoyo.
· Aprender métodos no violentos para resolver los conflictos.
· Aprender y aceptar actitudes y comportamientos tradicionalmente considerados femeninos, necesarios para un desarrollo humano completo.
Es, en resumen, una masculinidad que permita el desarrollo personal y profesional, la exteriorización de las emociones y la participación en una relación profunda con los demás.
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